Plaza de la revolución

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sábado, 20 de enero de 2018

Precios de transporte privado: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Por Israel Hernández Planas

Santiago de Cuba, 20 ene.— Siguen sin ponerse de acuerdo la conciencia y la razón en lo que al transporte privado se refiere. Una desavenencia que dista mucho de hallar solución porque el sector transportista arguye con argumentos válidos para muchos, injustificados para otros, el por qué los precios del pasaje en estos vehículos sobrepasa las posibilidades de la mayoría.

Lo cierto es que es un número importante de camiones y camionetas la alternativa a la que más socorre el cubano hoy en día porque el parque estatal carece de todos los carros para cubrir las demandas por mucho que se haya oxigenado el transporte en los últimos años. Un ejemplo de ello es la Terminal de calle 4 en Santiago de Cuba. El establecimiento para viajes intermunicipales es un sitio de comunión entre el Estado y el sector no estatal, uno con un número limitado de ómnibus pero con precios más asequibles y otros con vehículos suficientes pero con cobros que ponen entre la espada y la pared a la persona de salario común.

Las razones que justifican el precio del transporte privado no se dan en exclusiva a este reportero. Es una construcción verbal que se repite hasta el cansancio con categorías invariables como oferta y demanda, mercado negro, precio del combustible, carencia de piezas y falta de apoyo institucional. En el más triste de los casos el propietario o machacante que se cansó de decir le podría espetar en la cara el carro es privado, si le gusta bien y si no ya sabe.

Lo cierto es que urge la mesa de negociaciones entre actores implicados, el equilibrio de intereses y las disposiciones escritas con deberes y derechos. Ya sólo quedaría de parte de los transportistas ser justos, conscientes y cultivar la perdida obligación der servir al usuario a toda costa, siendo esto lo más importante para cualquier servicio.

En tanto sigue la monserga de justificaciones quedando las exigencias del pueblo a merced de las subjetividades humanas y de problemas objetivos que hoy parecen difíciles de enmendar, pero no se debe parar en la búsqueda de la solución a un problema que hastía a miles de santiagueros.

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