Autor: Brita Garcia Alberteris
Los mares de caña de azúcar no son una regularidad en los campos de
Santiago de Cuba. Las zonas sembradas con la gramínea han disminuido
desde que en los últimos años esta producción industrial fue desplazada
del primer lugar en la economía nacional. Visitar los municipios de esta
provincia oriental que como San Luis, eran importantes en esta
producción y ver lugares sembrados de caña traen a la mente la pobreza
del campesino, el tiempo muerto y la dependencia total del batey hacia
el central azucarero.
Este centro industrial dominaba los
sistemas de abastecimiento, incluyendo la distribución de agua. Tal es
el caso del central de Chile, en San Luis, que ha parado completamente
sus producciones y los servicios los han tenido que asumir diferentes
empresas.
El abastecimiento de agua a 8694 habitantes de este
consejo popular desde el río Guaninicún lo esta realizando la empresa
Aguas Turquino. Su sistema de bombeo, envejecido por el paso de los años
recibió transformaciones en las válvulas, motores y un mantenimiento
general a los equipos y la caseta que lo contiene. Su constante
vigilante, José Luís Guerra Vega, habitante del lugar, mantiene el
estricto control y atiende la estación de bombeo como a una esposa
querida según sus propias palabras.
La instalación de dos
equipos hipocloradores, uno en funcionamiento y otro de reserva,
constituyó una inversión necesaria para mejorar la calidad del agua que
consumen los pobladores de la zona. Con este nuevo servicio el agua sale
tratada a 5 partes de cloro por millón y debe llegar a las viviendas a
1,2 partes por millón; liberándola de microbios y haciéndola apta para
lavar, limpiar y realizar el resto de la higienización en el hogar.
La
contraparte, en esta lucha por un agua de más calidad para el consumo,
es la colocación de puntos de agua segura. Cada cierta cantidad de
metros se ubican tanques, en su mayoría de 1200 litros, apta para tomar y
cocinar, dos elementos indispensables para la vida. Su utilización
constante por parte de los vecinos provoca escasez, en una zona donde
hasta hace cuatro meses existía un servicio de agua cada 20 días como
mínimo.
Otra transformación importante, liderada por Aguas
Turquino, es el desvío de la zanja de desagüe. Estas aguas negras iban a
para 30 metros antes de la estación de bombeo, donde el río corre aguas
abajo. Por tanto, la zanja se desvió algunos metros después del sistema
de surtido del agua, el agravante sanitario disminuyó considerablemente
aunque se siga contaminando las aguas.
El trabajo ejecutado
por Aguas Turquino en el poblado Chile se suma al movimiento que realiza
el Instituto de Recursos Hidráulicos en la provincia.
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