Plaza de la revolución

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lunes, 30 de julio de 2012

Frank País y su luz de aurora

Autor : Armando Fernández Martí 

"Hay hombres que hasta después de muertos dan luz de aurora" y Frank País García fue uno de esos hombres que con su ejemplar vida de revolucionario iluminó el camino de su pueblo hacia la libertad. No fue Frank uno de esos superhéroes de la mitología, pero sin dudas, él fue a juicio de quienes le conocieron uno de esos seres superiores ante los cuales hay que inclinar siempre la frente.

Cuando fue asesinado el 30 de julio de 1957, Frank País tenía tan solo 22 años, y al conocerse su historia, se piensa en cómo fue posible que en tan corto tiempo haya dejado tras de sí una vida tan hermosa y fructífera.

Nació el 7 de diciembre de 1934, justamente cuando el Titán de Bronce Antonio Maceo cumplía 38 años de su caída en combate y tal vez esa coincidencia histórica le departió también a Frank un protagonismo preponderante en la lucha por la libertad e independencia de la Patria.

Procedente de una familia de religiosos Frank comenzó a transitar por la vida con un profundo sentimiento por el amor al prójimo y de niño, adolescente y joven, fue capaz de sentir como suyo el dolor de los demás seres humildes y sobre todo le dolía la opresión de la Patria.

Ya con una destacada hoja de servicios revolucionarios, sin embargo, fue el asalto al cuartel Moncada el que cambió el curso de su vida, integrándose al Movimiento 26 de Julio, y dedicando a él todos sus esfuerzos donde puso de manifiesto su capacidad de ser excepcional de extraordinario dirigente y vehemente organizador como lo demostró al desarrollar la lucha clandestina urbana en Oriente y todo el país.

Se entrevistó con Fidel en Méjico en dos ocasiones en 1956 y de allí partió para organizar las acciones que permitirían el desembarco de la expedición, incluido el alzamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de Noviembre de ese año.

Después ofreció todo su apoyo a la lucha armada en la Sierra Maestra con el envío desde los primeros momentos de hombres, armas, medicinas y otros avituallamientos imprescindibles para la lucha guerrillera.

Frank País se convirtió así en el más peligroso enemigo para la dictadura y por ello, fue perseguido con saña hasta que la tarde del 30 de junio de 1957 fue cercado y asesinado en el Callejón del Muro de su natal Santiago de Cuba.

Se equivocó la dictadura al pensar que con la muerte de Frank se acabaría el movimiento clandestino. Por el contrario, su ejemplo y figura tomaron dimensiones ilimitadas que ninguna represión pudo retener como la propia actitud del pueblo durante su entierro, en la tarde del 31 de julio de 1957.

Ningún homenaje mejor a Frank País en este día, que recordar lo dicho por Fidel al conocer su muerte: "Era el más valioso, el más útil y el más extraordinario de nuestros combatientes". Así se recordará por siempre.
 

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