Plaza de la revolución

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viernes, 11 de mayo de 2012

Movilización popular en apoyo a la zafra azucarera

Autor : Mariano Aldana Villalón

No podía creer lo que veían mis ojos. Cientos de hombres y mujeres invadían los campos de caña en la zona de Minerva, en el municipio de Songo-La Maya para apoyar la recta final de la zafra azucarera en esta provincia.

Lógicamente, para buscar respuestas a las interrogantes por lo que estaba aconteciendo, me vi en la necesidad de buscar información con las autoridades locales de ese territorio santiaguero.

Supe inmediatamente que el apoyo popular nació de la convocatoria hecha ante la necesidad de ayudar al central “Paquito Rosales”, del municipio aledaño de San Luis en su empeño de cumplir su plan de producción de azúcar, que en los últimos días se ha visto peligrar por la presencia de las lluvias de paradas fabriles.

Este día, precisamente, estaban en faena de corte y de ajile de caña más de mil trabajadores de los diferentes sectores productivos y de servicios en el municipio de Songo-La Maya. Conocí también que apoyo se viene realizando desde hace unos 20 días con cifras similares de movilizados.

Aunque los hombres con mocha en mano predominaban en los cortes, también hubo mujeres bien plantadas que comenzaron a derribar cañas como el más productivo entre ellos. Con gran facilidad las cañas caían y los plantones cedían ante el empuje de los macheteros.

El resto de las mujeres con esa dulzura que las caracteriza marchaba detrás ajilando las cañas y en ocasiones limpiándolas para que fueran enviadas con calidad al basculador del “Paquito Rosales”.

Todo estaba bien organizado. El agua fría que es lo más demandado para saciar la sed luego del titánico esfuerzo estaba al alcance de todos en diferentes puntos del campo donde se libraba esta batalla productiva.

También se improvisaron cocinas campestres para elaborar los alimentos. Debo significar que la jornada de apoyo se prolongaba unas ocho horas. Supe a través de muchos de ellos que el paso dado lo hacían de forma voluntaria, sin nada a cambio, solo por el interés de que el “Paquito Rosales” cumpla su compromiso y de paso que la provincia lo haga igualmente.

Me contaron que muchos de los que estaban presentes en este día, habían repetido la movilización por lo menos en tres, cuatro y hasta cinco veces. Al entrevistar algunos de ellos, todos coincidieron en señalar que lo hacían conscientemente para demostrar que todavía pueden ser útiles no solo en esta convocatoria, sino también en otras que se hagan en el territorio.

Que otra cosa puedo decir, a no ser que lo vivido junto a esos hombres y mujeres del pueblo de Songo-La Maya, fue una bonita experiencia que nos acerca poco a poco la victoria que todos deseamos. Prometí estar junto a ellos cuando la provincia celebre su cumplimiento.

 

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