Plaza de la revolución

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miércoles, 21 de marzo de 2012

Otro capítulo de irrespeto y falsedades

Tomado de Granma Digital 

Todavía palpita en la memoria de cubanas y cubanos el "emocionado adiós a todos los hijos de este país" que en su partida nos dejara el Papa Juan Pablo II, al culminar en 1998 su visita a Cuba. El testimonio de las emotivas jornadas vividas en estas tierras que centró su despedida, fue la síntesis de una estadía de cinco días calificada de éxito rotundo por autoridades nacionales y de la Santa Sede, a lo cual contribuyeron la cultura y la voluntad de la comunidad de feligreses y del pueblo todo, de garantizarle a Su Santidad una visita memorable.

Han pasado menos de 15 años y nuestro país vuelve a tener la oportunidad de recibir la visita del Sumo Pontífice y Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, esta vez en la figura del Papa Benedicto XVI.

Falta menos de una semana y, a medida que se acerca la fecha, crece la agitación por ultimar los detalles en los lugares donde se llevará a cabo el programa. Simultáneamente, los feligreses toman providencias para celebrar, junto al guía supremo de la Iglesia Católica, los 400 años del hallazgo y presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad en la nación.

En medio de tantos ánimos de buenaventura, igualmente se realizan intentos subversivos por politizar la visita, a costa de alentar provocaciones.

Los grupúsculos contrarrevolucionarios del país, financiados y orientados por organizaciones de la mafia anticubana de Miami, ante la impotencia de no haber logrado impedir la visita a Cuba de Su Santidad, han planificado acciones provocativas con el propósito de presionar al Vaticano, en especial al Sumo Pontífice, para que se pronuncie contra nuestro proyecto revolucionario.

Resentidos por el positivo ambiente que se ha creado en nuestro país y a nivel internacional en torno a la visita papal, representantes de organizaciones contrarrevolucionarias miamenses han enviado indicaciones precisas, mensajes electrónicos y dinero a elementos contrarrevolucionarios en Cuba para orquestar provocaciones y actos irrespetuosos. Asimismo, han impartido orientaciones de que estos sujetos se inserten como feligreses en diferentes iglesias a fin de participar en las misas y crear desórdenes que llamen la atención de la prensa internacional.

Tales acciones atentan contra el espíritu de celebración que vive todo nuestro pueblo y en especial, las comunidades católicas.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba lo dejó claro en el mensaje publicado por Granma el viernes 2 de marzo: "El Santo Padre nos visitará en su condición de Pastor Universal, como Peregrino de la Caridad". Haciendo caso omiso e irrespetuoso de lo afirmado, se pretende crear un clima turbulento, donde abunde el mito del abuso y se dé la idea de un pueblo reprimido... Claramente, nada de esto es espontáneo.

"DEVOTOS", PERO DEL DINERO

Este fin de semana, después de la fracasada acción en una iglesia en La Habana, miembros de estos grupúsculos y en especial las mercenarias del imperio, intentaron realizar provocaciones en varios puntos de la capital, para lo cual convocaron además a algunas de sus asalariadas de varias provincias. En estas actividades, mantuvieron sus contactos con el exterior y abastecieron con dinero a las participantes.

Llama la atención que nuestras autoridades detectaron la entrada al país de extranjeros que venían con el propósito de abastecer a cabecillas de estos grupos, a los cuales les traían videos con instrucciones de cómo realizar acciones para deslucir la visita del Papa, medios de comunicación, de cómputo y hasta una bandera de su anexionista organización confeccionada en el exterior.

Como mismo han reconocido autoridades de la Iglesia en sus más recientes pronunciamientos: "se trata de una estrategia preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país. No es un hecho fortuito, sino bien pensado... "

La respuesta inmediata y serena del pueblo, en especial de sus jóvenes, ratificó la decisión de que las calles son del pueblo revolucionario y están listas para recibir al Papa Benedicto XVI.

En detalle se conoce que muchas de estas personas tienen intenciones de emigrar a los Estados Unidos como presuntos refugiados políticos, para lo cual necesitan crearse un expediente a partir de su participación en acciones de provocación como las descritas, y cuanto mayor alharaca se cree, mejor.

Entre las iniciativas más patéticas de estos grupúsculos está la puesta en circulación por Internet de cartas donde refieren acoger al Papa solo si toma partido a su favor; o de lo contrario, le piden "tomar una correcta determinación" —sugiriendo implícitamente la posibilidad de suspender el viaje.

Ajenos al espíritu de la invitación que cursara el Estado cubano a Su Santidad y al respeto que él se merece, los protagonistas de estos hechos se atreven a establecer condicionantes para la visita papal. Y, por encima de los auténticos intereses de la comunidad religiosa y de los laicos cubanos, tratan de imponer agendas dictadas por sectores reaccionarios desde el exterior.

Es evidente que en la esencia de tanto ensañamiento de los enemigos de la Revolución contra el seguro arribo, late el miedo al descrédito, a que se desenmascaren sus versiones manipuladoras sobre la realidad cubana; temen quedar en ridículo.

En la Cuba de hoy, de las libertades revolucionarias, la Navidad está declarada como día feriado oficialmente hace más de una década, el Seminario Interdiocesano San Carlos y San Ambrosio cuenta con una nueva sede, y durante un año y medio la imagen de la Virgen de la Caridad recorrió 30 mil kilómetros a todo lo largo y ancho del territorio nacional, con amplia participación popular.

Y es que nuestro pueblo no solo ha visto fortalecer progresivamente las relaciones de cooperación mutua del Estado con las iglesias, sino que aprecia el apoyo de la dirección política del país al fortalecimiento de la libertad religiosa, como sucedió en el Sexto Congreso del Partido.

Recordemos que en su Informe Central, el Primer Secretario Raúl Castro Ruz ratificó la voluntad de: "continuar eliminando cualquier prejuicio que impida hermanar en la virtud y en la defensa de nuestra Revolución a todas y a todos los cubanos, creyentes o no... ".

LOS PERSEGUIDORES ESTÁN AFUERA

Desde Miami, las acciones de desestabilización no solo se fraguan para que tengan lugar en Cuba, sino en sus propios predios. Hace casi tres meses, los congresistas de la extrema derecha y sus seguidores vierten un torrente de improperios contra el arzobispo Thomas Wenski, de la Arquidiócesis de Miami, encargado de organizar la peregrinación de cubanos residentes en los Estados Unidos que desean trasladarse a la Isla para ser testigos de la visita del Papa.

A gritos iracundos a través de una emisora radial, la vocera de una de las organizaciones de la mafia, Ninoska Pérez Castellón, espetó que se trataba de una falta de "ética" total que la Arquidiócesis se prestara a llevar "un viaje turístico" a Cuba. ¿A qué ética se refiere? ¿Acaso los profesionales del odio, ayudantes y protectores de terroristas confesos como Luis Posada Carriles, conocen de algún código moral?

De otro lado, la congresista Ileana Ros-Lehtinen vuelve sobre sus cansinos códigos verbales, sin que la detenga siquiera el referirse a Su Santidad: "no creo que la visita del Papa vaya a cambiar el régimen, es un viaje que le da legitimidad a la dictadura".

Parecen no tener límites los desenfrenos que esta señora, de "filiación católica" según el propio The Washington Times, podría llegar a cometer con tal de mantenerse bajo el mecenazgo de la mafia anticubana miamense; pues ya en el 2010 había planteado que "la Iglesia Católica en Cuba ha sido un fracaso".

Es notable que quien se aventura a evaluar el proceder de esta institución, desde una supuesta "superioridad doctrinal", sea la misma persona que apoya irrestrictamente el ilegal y genocida bloqueo contra Cuba, condenado de inmoral por el propio Juan Pablo II hace más de una década.

Entre las muchas amenazas de los ultraderechistas contra el deseo de quienes viajarán a Cuba a encontrarse con Su Santidad, están las de no entregar más donaciones a instituciones eclesiásticas, dejar de ir a misa, protestar públicamente y no visitar los templos.

El ardid de boicotear el viaje organizado por Wenski no es novedad. Cuando se anunció el viaje de Juan Pablo II en 1998, el entonces arzobispo de Miami, John Favarola, también pretendió trasladarse a Cuba con algunos congregantes. Pero en aquella ocasión, el proyecto cejó ante las mismas rancias presiones de quienes hoy intentan negarles a estos católicos la oportunidad de estar cerca de su guía máximo.

Resulta entonces que, el mismo bando de quienes agreden el espíritu de júbilo de los fieles en Cuba, interfiere en el terreno de la libre expresión religiosa de los residentes en Miami, cual "perseguidores de cualquier nacimiento", como dijera el poeta.

Conocidos terroristas han declarado que, para los días de la visita del Sumo Pontífice, pretenden acentuar las provocaciones contra la Isla, incluida una nueva flotilla. No hartos de fracasos aún, parecen no haberse puesto a pensar que corren, más que nunca, el riesgo de dilapidar sus millonarios recursos y una vez más no "provocar" a nadie, pues a pesar de los esfuerzos de grupúsculos minoritarios al servicio de una potencia extranjera, el pueblo de Cuba y su comunidad religiosa estarán bien ocupados en recibir, con afecto y respeto, a Benedicto XVI.

Como planteó nuestro diario en un reciente editorial: "Estamos seguros de que Su Santidad guardará con cariño el recuerdo de esta Isla del Caribe." Otra impresión no podría quedarle después de vivir una acogida calurosa y masiva, esa que nuestra nación bien sabe obsequiar a sus visitantes memorables.

 

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