Plaza de la revolución

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jueves, 2 de febrero de 2012

A medio siglo de la quema de Hatuey

Autor :Armando Fernández Martí

La rebeldía de los cubanos y e amor a la libertad e independencia nos llegaron desde fecha bien temprana en la historia, cuando los aborígenes que habitaban la isla hacia 1511, se rebelaron contra la presencia de los españoles que pretendían colonizarla.

Cuentan que tan pronto Diego Velázquez con unos 90 hombres pisaron tierra por la zona más oriental del país, próximo a la bahía de Guantánamo, se encontraron con la resistencia indígena que los atacaron con piedras y flechas.

Al frente de los aborígenes se encontraba Hatuey, que había sido Cacique de una región dominicana llamada Guahaba y que se encontraba prófugo de La Española, hoy Santo Domingo, donde los españoles habían establecido su primera colonia en América, y cometido numerosos desmanes en contra de los indios.

Precisamente, la expedición de Velázquez a Cuba tenía como principal propósito capturar y someter a los aborígenes de la isla para ser enviados como fuerza esclava a La Española, donde la crueldad de los colonialistas hispanos habían prácticamente extinguido a los indios.

Fue por eso que el Cacique Hatuey se hizo fuerte en la región de Maisí, la más oriental de Cuba y la más próxima a Dominicana, convenciendo a los aborígenes cubanos de enfrentar a los españoles e impedir la entrada de Diego Velázquez y sus hombres a la isla, e impedir así que los indios fueran convertidos en esclavos para obligarlos a trabajar en las minas de La Española.

Sin embargo, el poderío de las armas hispanas pudo más que la resistencia de los indígenas, obligándolos al éxodo de la zona de Maisí y trasladarse más al Oeste, en la zona de Bayamo, aunque algunos continuaron viaje hacia el territorio camagüeyano.

Perseguidos con saña por los colonialistas al mando de Pánfilo de Narváez, el Cacique Hatuey fue capturado y juzgado como hereje y rebelde condenándolo a morir quemado en la hoguera. Esa sentencia fue cumplida el 2 de febrero de 1512, hace hoy 500 años.

Cuentan que entonces, ya en medio de las llamas un cura se acercó a Hatuey para convencerlo que se arrepintiera y se convirtiera en un cristiano. Dicen que el Cacique le preguntó al sacerdote si los españoles al morir también irían al cielo y al contestarle afirmativamente el bravo indígena le dijo que si era así él no quería ser cristiano, para no encontrarse con ellos en el más allá.

Ese es una hermosa y digna historia de un hombre y su pueblo que 500 años después mantiene viva la rebeldía que él nos enseñó.



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