Plaza de la revolución

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sábado, 4 de febrero de 2012

A medio siglo de la II Declaración Habana

Autor :Armando Fernández Martí

El 4 de febrero de 1962, hade hoy 50 años, más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución José Martí, de la capital, aprobaron la Segunda Declaración de La Habana, como digna respuesta a la decisión de la Organización de Estados Americanos, OEA, de expulsar a Cuba de sus filas, acuerdo que se adoptó en Punta del Este, Uruguay, el 31de enero de ese año, con el voto a favor de 14 gobiernos del área y 6 abstenciones.

La Segunda Declaración de La Habana condenó las verdaderas intenciones de dicho acuerdo, patrocinado por Estados Unidos, de apoyarse en los gobiernos títeres latinoamericanos para agredir a Cuba y en ese sentido señaló: “Dominando a la mayoría de los estados de América Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América”

Refiriéndose a la sumisión de los gobiernos lacayos el documento reconoce la verdadera solidaridad de los pueblos latinoamericanos con Cuba y destaca: “Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de 200 millones de hermanos que padecen las mismas miserias, tienen el mismo enemigo, y sueñan todos un mismo mejor destino”

En Punta del Este se acusó a Cuba de querer exportar la Revolución, pero la respuesta  la da la Segunda Declaración de La Habana cuando expresa: “Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos. Lo que Cuba puede dar y ha dado ya es su ejemplo”

En sus párrafos finales el histórico documento agrega: “Ahora sí la historia tendrá que contar con los pueblos de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre su historia”

Al cumplirse este 4 de febrero el aniversario 50 de la Segunda Declaración de La Habana, hoy más que nunca resulta profético uno de sus enunciados: “Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar, y su marcha de gigante, ya no se detendrá hasta conquistar la única, verdadera e irrenunciable independencia.

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