Plaza de la revolución

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viernes, 18 de noviembre de 2011

Las tierras del empeño, una historia para no perezosos

Autor :Israel Hernández Planas

Gracias al decreto Ley 259 del año 2008 miles de campesinos santiagueros cada día emprenden una agotadora faena, recuperar las tierras  que el  ocio pobló  con  hierbazales y marabú. Por eso quien haya solicitado tierras ociosas o deficientemente explotadas le debe caracterizar la voluntad infinita por reconquistar lo que para cualquier flojo sería terreno perdido.

Uno de esos empeñados es Moisés de la Torre Pupo, un joven santiaguero que con un sueño al hombro y muchas ganas de trabajar la tierra, quien se aventuró a dejar sus comodidades en la ciudad y solicitó establecerse como productor ganadero en las inmediaciones del camino viejo del Cobre.

Basta llegar a la finquita de Moisecito, como le conocen sus amigos y ahora compañeros de labor, para percatarse que la tozudez tiene en este muchacho un matiz muy positivo.

Eran los dominios que le fueron asignado a de la Torre puros marabuzales que cercenaban la presencia de cualquier humano o animal en la zona. Desde que puso el primer pié en el terreno concedido se percató de la responsabilidad adquirida, pero no vaciló en continuar.

"Sólo me dije, no puedes hacer papelazos. Ya le había dicho a mucha gente de mis intenciones y en realidad vi el cielo abierto con este decreto porque yo siempre quise ser campesino, trabajar la tierra. Es lo que aprendí de mis padres que son de la zona de la Prueba en Songo-La Maya", narra Moisés de la Torre.

Apenas le bastó poco más de un año para desbrozar la maleza con ayuda de unos pocos amigos y su padre, y así logró levantar su "Media Luna", como le dice a su terreno en forma de broma, aludiendo a una finca fruto del esfuerzo humano que fue escenario de una telenovela cubana.

Hoy Moisés intensifica la crianza de ganado vacuno y de caballos, en una actividad que pasó de hobby a responsabilidad consciente. Ahora es uno de los que más leche entrega a la comunidad y ya ostenta su autoconsumo de vegetales y viandas.

Como Moisés de la Torre más de 9 mil santiagueros han tomado el camino del trabajo duro en las tierras que antes resultaron improductivas. Hoy el empeño de los usufructuarios va legando a la provincia más de 50 000 toneladas de alimentos extraídas de  cerca de  70 mil hectáreas concedidas en usufructo a personas naturales o jurídicas cubanas, una medida económica que además del beneficio productivo es de gran impacto social al ubicar laboralmente a más de 6 mil personas que antes no tenían vínculo con el trabajo.

A pesar de las tierras recuperadas, en Santiago de Cuba aún quedan bajo el dominio del Marabú unas 6 000 hectáreas, que de seguir incrementándose los usufructuarios pudieran disponerse totalmente para la producción de alimentos varios que solventarían la microeconomía del productor y la necesidad de alimentos de la población.
 

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