Plaza de la revolución

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miércoles, 12 de octubre de 2011

Antonio Maceo: el Titán que convoca desde una plaza

Autor :Karina Sotomayor 

Una gigantesca escultura ecuestre recibe a los que llegan y transitan por la Ciudad Héroe de la República de Cuba. Quien no haya visitado la Plaza de la Revolución Mayor  General Antonio Maceo Grajales pierde gran parte de la historia y la cultura de esta parte de Cuba.

El conjunto se inauguró el 14 de octubre de 1991, miles de santiagueros y santiagueras se reunieron para escuchar a Fidel Castro en las conclusiones del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba. Pero esta monumental obra de arte comenzó su historia allá por la década de los ochenta cuando un grupo de artistas e intelectuales santiagueros y cubanos participaron de un de las misiones más osadas: "La  noticia de concebir un monumento a Maceo y de darle a Santiago una plaza pública me llegó oportunamente. Culminaba mis estudios y a los dos o tres años de llegar  a esta ciudad las autoridades del país convocan para realizar lo que sería la obra  más relevante de la ciudad en el siglo XX", relata el escultor Alberto Lescay Merencio, uno de los protagonistas del conjunto-plaza.

Por vez primera en Cuba se convocó a la construcción de una plaza mediante un concurso que reunió a 5 equipos de trabajo. Triunfó el proyecto liderado por el escultor Alberto Lescay: "Para ese importante intento convoqué a amigos, colegas, con experiencia, talento y empatía porque eso era muy importante para el trabajo en grupo. Se me unieron Guarionex Ferrer, José Antonio Choi, Esteban Ferrer, Yoel Games Figarola, Marino Wilson Jay, Jesús Cos Causse, instituciones culturales y políticas que fueron definitorias para la conclusión de la obra de 53 mil metros cuadrados", aseguró el escultor-dibujante.

El lugar escogido era de fácil acceso para el público pero con una topografía angulosa y baja. A esto se añadió la presencia de un río subterráneo y de una falla que hizo más compleja la ejecución, al punto de que en se tuvo que instalar bombas de achique para viabilizar la tarea. Se construyó una balsa sobre la cual descansa la figura ecuestre y se utilizaron más de 600 toneladas de acero bajo tierra. El colectivo de la fábrica Paco Cabrera de la provincia de Las Tunas fue uno de los protagonistas importantes.

Se concebía una obra que puede soportar dos siglos sin necesidad de restauración: "Los defectos del lugar de emplazamiento se convirtieron en bondades para poder dar respuesta a un programa que contenía aspectos de carácter prácticos, funcionales y estéticos. Tú sabes que si no tiene una obra un alto valor estético, no sirve de nada lo que se quiera decir con ella. Entonces ese fue el primer concepto que manejamos: teníamos que hacer una verdadera obra de arte", añadió Lescay.

Mostrar al Titán de Bronce de una manera más contemporánea fue uno de los principales retos del equipo: "Hicimos como un replanteo de la figura de Maceo. En la seudorrepública se no mostró al héroe como al hombre de la fuerza bruta, al Maceo bélico, al estratega militar. Nunca se aludió a su inteligencia de una forma clara y por supuesto quisimos corregir eso", dijo Lescay.    
                             
El  monumento debía resaltar en la ciudad, de ahí surgió la estatua más alta de Cuba con 16 metros de altura: "No podía ser un trabajo pequeño, algo a lo que hubiera que acercarse 10 metros para verlo. Teníamos  que lograr algo significativo en en ese perfil céntrico de la ciudad. Y en ese proceso de búsqueda surgió el machete ..."


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